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  • 01-11-2013


    «Los sistemas educativos cada vez contribuyen menos a resolver el paro»


    José Domí­nguez, ex consiliario y maestro de la HOAC

     

    José Domínguez ha tenido una larga trayectoria en la HOAC. La formación de militantes obreros cristianos y la lucha por una educación pública de calidad son las dos pasiones que mueven su vida. Ediciones HOAC ha publicado el libro «La HOAC, el mundo obrero y la educación. Conversaciones con Rafael Díaz-Salazar», que puede encontrarse en la web* de la editorial.

     

    –¿Cuándo iniciaste tu militancia en la HOAC?


    –Mi inserción como militante de la HOAC tuvo lugar a partir de un Cursillo Apostólico que realicé en 1962 en Almería. Mi simpatía por la HOAC no fue algo que ocurrió de golpe, pues tenía desarrollada una sensibilidad social por mi entorno familiar. Mis abuelos eran jornaleros del campo y tuvieron que emigrar por participar en las reivindicaciones obreras frente a los caciques. Mi padre fue secretario local de la UGT, hasta que lo incorporaron al frente republicano en la llamada «quinta del saco».

     

    –¿Cuál es tu recuerdo de Guillermo Rovirosa?


    –Ví a Rovirosa por primera vez, siendo estudiante de filosofía, durante una conferencia que dio en el Seminario Diocesano de Granada en el año 1952. Me impresionaron su personalidad, su convicción cristiana, su estilo humilde. Desde esa fecha hasta su muerte, lo consideré como un místico que estaba en otro plano. Por esa época me incorporé a los Grupos de Jesús Obrero, que funcionaron en muchos seminarios de España. A mediados de la década de los cincuenta tuve dos largos diálogos con Rovirosa sobre el COPIN (Cooperatismo Integral), que era un desarrollo de su «Manifiesto Comunitarista» de 1949. También coincidí con Rovirosa en la Hospedería de Montserrat los veranos de 1961 y de 1962. Tuvimos varias conversaciones largas sobre dos temas básicos: la conversión cristiana y los sacramentos. 

     

    –¿Qué rasgos de su personalidad y de su acción crees que deberían difundirse en el siglo XXI?


    –Su vivencia personal del seguimiento de Jesús de Nazaret, viéndolo encarnado en todos los seres humanos explotados, oprimidos, expoliados, marginados. Creo que hay que desarrollar la concepción que tenía Rovirosa de la HOAC como ecosistema evangélico para la formación de militantes cristianos para el pueblo empobrecido. Se trata de aprender y adoptar una forma de vida desde la identificación evangélica con los que padecen hambre, sed, discriminación. 

     

    –También trabajaste con Tomás Malagón, ¿cuáles crees que fueron sus principales aportaciones a la HOAC?, ¿qué deberíamos aprender hoy de su pensamiento?

     

    –En el verano del 1955 conocí a Tomás Malagón en la asamblea nacional de los Grupos de Jesús Obrero, que tuvo lugar en el Seminario de Málaga. Malagón tenía una formación filosófica, teológica y pedagógica realmente fuera de serie. Su pensamiento era sistemático, pluridisciplinar y sintético, unido a una exquisita sensibilidad para ciertas manifestaciones artísticas: la música clásica, el gregoriano, la poesía, especialmente la poesía mística y la poesía social y crítica, la pintura y la arquitectura. El Cursillo Apostólico y el Plan Cíclico fueron una obra conjunta de Rovirosa y Malagón. Sería muy difícil separar lo que era de uno y lo que era del otro. Porque discutían los temas a fondo, aunque Malagón hiciera la redacción final. Después de la muerte de Rovirosa, la aportación de Malagón a la reconstrucción de la HOAC fue decisiva. Los Cursos de Cristología, de Eclesiología, de Fe y Ateísmo, Marxismo y Cristianismo, sobre Historia de la Iglesia y Pueblo, sobre el Compromiso Temporal y sobre el Método de Encuesta fueron propuestas suyas bastante elaboradas. En mi opinión, más que un aspecto concreto de su pensamiento, creo que lo que habría que mantener actualmente es su actitud: examinarlo todo para ver si es compatible o incompatible con la identidad cristiana y ver qué se puede asumir y qué se debe rechazar para mejorar el testimonio cristiano y la evangelización, como aconseja San Pablo en la Carta a los Romanos. 

     

    –¿Cuáles han sido las principales aportaciones de la HOAC al movimiento obrero español?

     

    –Su esfuerzo por recuperar la memoria histórica del movimiento obrero en todas sus tendencias, su acción para despertar la conciencia obrera de lucha. Ha sido muy importante la colaboración de los hoacistas en la reconstrucción de las organizaciones obreras tradicionales, dándoles cobertura jurídica y participando en sus luchas y en la creación de nuevas organizaciones. Lo más destacable es la formación de militantes para el pueblo, que han desarrollado un destacado papel como militantes de base y como dirigentes de las organizaciones obreras tradicionales y de las de nueva creación.

     

    Muchos hijos de familias obreras están fuera del sistema educativo y del sistema productivo. Constituyen la mayor parte de la llamada «generación ni, ni». ¿Cómo ves esta situación? ¿Cuáles son sus causas?

    Es cierto que estar fuera del sistema educativo en determinados contextos reduce a cero las oportunidades de encontrar un empleo. Pero estar dentro, cursar los estudios normales, lograr una formación profesional estable y obtener títulos oficiales en la sociedad capitalista no garantiza de modo automático un puesto de trabajo. Basta analizar la experiencia de más del 50% de la juventud española actual. De esta situación se deben deducir tres conclusiones básicas: a) reducir la educación básica a mera instrucción y a una formación profesional para obtener un empleo es una estafa y un engaño; b) motivar a los niños y jóvenes para que estudien, con la promesa incierta de que tendrán como recompensa un buen empleo, es un engaño, fuente de frustraciones y decepciones; c) decir a los ciudadanos que sus hijos no encuentran trabajo porque el sistema educativo no está adaptado al sistema productivo capitalista y prometerles que, si lo adaptamos para que la economía capitalista sea más productiva y competitiva, se llegará al pleno empleo, es una mentira como una catedral de grande, un engaño doloso, una estafa y un timo escandaloso. 

     

    Los sistemas educativos cada vez pueden contribuir menos a resolver los problemas del desempleo en el sistema productivo capitalista. Al contrario, cuanto más se subordinen y más se adapten los sistemas educativos al sistema productivo capitalista, más se intensificará la destrucción de empleo y los mismos sistemas educativos terminarán autodestruyéndose.

     

    La única forma justa y eficaz de poner el sistema educativo al servicio del empleo consiste en transformarlo desde la perspectiva de los derechos humanos en un sistema crítico del capitalismo neoliberal, que luche contra el principio de acumulación ilimitada en pocas manos, defienda la solidaridad y la difusión de la propiedad privada, en lugar de la concentración de la propiedad privada en pocas manos. La democracia económica que se basa en la propiedad comunitaria de las empresas es una alternativa importante.

     

    –¿Qué valoración haces de la reforma educativa del ministro Wert?

     

    –La reforma educativa del ministro Wert es la destrucción total del pacto constitucional y la eliminación del derecho de todos los seres humanos a una educación básica de calidad y al éxito educativo personal. 

     

    –¿En que basas tu crítica?

     

    –Pienso que se inscribe en el paradigma del darwinismo económico, desarrollado durante el siglo XX por los monopolios y oligopolios industriales y financieros, que parte de un postulado inicial que afirma: «todo lo que es bueno y útil para los empresarios es bueno y útil para los productores» (Taylor). Así lo confesaba el Sr. Ministro en el párrafo inicial de su primer anteproyecto: «la educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país. El nivel educativo de un país determina su capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro». Aunque no ha cambiado el contenido del anteproyecto, le han lavado la cara con un brindis inicial al sol, que lo hace más presentable: «Los alumnos son la razón de ser y el centro de la educación. El aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas, las personas jóvenes tienen talento. Nuestras personas y sus talentos son lo más valioso que tenemos como país». Después de esta solemne confesión inicial, parece que no tiene sentido que se le pregunte al ministro en todos los artículos de su proyecto: ¿Dónde están «nuestras personas y sus talentos»? Porque eso es igual que la fórmula sobre el valor de los soldados: «se les supone». 

     

    En el conjunto de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad de la Educación (L.O.M.C.E.), el Ministro sustituye el pacto educativo constitucional por una amalgama de instruccionismo, academicismo, darwinismo escolar selectivo de los mejores, autoritarismo y economicismo utilitarista. Con estos principios ideológicos y con los recortes en dinero y educadores especializados, de facto quedan excluidos del derecho a la educación básica de calidad los que padecen síndromes de origen biológico-genético, los que tienen necesidades educativas especiales, los torpes, los que tienen conductas disruptivas, los que rechazan el autoritarismo, los que no se esfuerzan lo suficiente, los inmigrantes, los delincuentes o iniciados en la droga. Esta reforma es un auténtico atentado a la educación pública.

Foto

Pepe Domínguez en la sede actual de la HOAC

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